lunes, 5 de diciembre de 2011

Tumbas de escritores

Leí el otro día que en la tumba de Wilde, en el cementerio de Père Lachaise, en París, se han instalado unos cristales protectores.
Desde hace años era costumbre depositar, allí sobre la piedra, junto a su nombre, un beso, tras pintarse los labios con carmín.
Yo creo que a Wilde le habría divertido. Pero su familia ha decidido protegerla, impidiendo cualquier tipo de efusividades.



Hace tiempo escribí un reportaje sobre tumbas de escritores, y los ritos que los lectores realizan ante ellas.
En la de Julio Cortázar, por ejemplo, en el cementerio de Montparnasse, es costumbre dejar papelitos con mensajes, rayuelas dibujadas, y billetes de metro sujetos con pequeñas piedrecitas.

También suele tener cantos rodados, colocados con forma de corazón, a veces, la tumba de Margerite Duras (abajo)  y, a la derecha, vemos la de Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir, "el castor", sobre la que los visitantes suelen dejar mensajes, flores, y pequeños objetos de recuerdo.




Entre las más visitadas, desde luego, está la de Jorge Luis Borges, en Ginebra, cuyo monolito diseñó María Kodama: en el anverso, siete guerreros, y en el reverso un barco vikingo con las velas desplegadas.
Es muy visitada tabién, en París, la tumba de Proust, de una sobria elegancia, y la de Kafka, abajo a la izquierda, en Praga.

Y entre las más conmovedoras, la tumba de la baronesa Blixen en Rungsted, junto a un haya que ella misma eligió, y la de Tólstoi en Yasnaya Polyana, apenas un túmulo de tierra cubierto de vegetación, sin nombres ni señales, en medio de un bosque tranquilo y apacible, dentro de la finca donde vivió. 
Tumba de Tólstoi


A mí siempre me ha impresionado la lápida de Antonio Machado en Collioure, llena de flores y rastros de homenajes: marcos, diplomas, placas... Desde 1983 hay en la tumba un buzón donde sus admiradores dejan cartas y objetos, y peticiones, a veces, milagreras, como a un santo laico. 
Sobre tumbas de escritores, publicó un libro Cees Nooteboom, Tumbas de poetas y pensadores, publicado en Siruela. Y hay una página web, Find a grave, que permite localizar tumbas de escritores y otros personajes famosos en todo el mundo. 

Tumba de Joyce en el cemtenterio suizo de Fluntern


11 comentarios:

Loli Pérez dijo...

Las tumbas me transmiten un sentimiento extraño, de frialdad y silencio.
Es hermoso ver las de los escritores con tantos símbolos de cariño.
Me encantan las piedrecitas en forma de corazón sobre la de Marguerit Duras.

Con el enlace que has dejado he visitado la de Poe, y Virginia Woof.
Por hoy lo dejo ya, pero es bien interesante este reportaje que te has marcado, Jesús.

abrazos
L;)

Blog de Jesús Marchamalo dijo...

Gracias, Lola.
Me alegroo de que te haya interesado.

Abrazos

Tesa Gonzalez dijo...

Hola Marchamalo, lo cierto es que te escribo estas lineas al blog porque los cementerios me parecen lugares "apetecibles" de pasear y de leer. Interesantes y enigmáticos por lo tanto me atraen. Me dicen mucho del lugar. A pesar de que cuando lo comento no todo el mundo lo entiende.
Sospecho que tú si.
Gracias por este acercamiento al reposo del guerrero de los grandes...Es superinteresante.

Blog de Jesús Marchamalo dijo...

Sí, Tesa, claro que te entiendo. A mí también me interesan los cementerios.
Me provocan una sensación inquietante y al tiempo acogedora.
Gracias por tu comentario.
Un beso. ¿todo bien?

matrioska_verde dijo...

me ha parecido muy interesante, en serio, yo visité la de Machado.

biquiños,

Blog de Jesús Marchamalo dijo...

Gracias, Aldabra.

Abrazo.

Anónimo dijo...

Qué delicia de entrada. Y de fotos. A ver si hay vida para sacar las propias. Enhorabuena.

Blog de Jesús Marchamalo dijo...

Las fotos, se me olvidó aclararlo, están todas sacadas de internet.
Y sí, a ver si hay vida.
Gracias.

Miguel Cobo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Miguel Cobo dijo...

Jesús, he encontrado esto en el blog de Alfonso. Creo que complementa tu excelente entrada:

http://elprimeratundeulises.blogspot.com/2007/12/le-retour.html

Blog de Jesús Marchamalo dijo...

Gracias, Miguel. Abrazo
Y otro para Alfonso, claro.